Singapur es un río, una ciudad, una isla y un país. La historia de la ciudad se remonta a un pasado un tanto oscuro como enclave de paso de comerciantes y piratas, hasta que Raffles se dio cuenta de la importancia estratégica de la pequeña isla para el control del comercio entre China, India y Europa.
Desde el momento en que pones los pies en esta ciudad, te das cuenta que Singapur no se parece a ningún otro lugar del planeta. El orden, la limpieza, las facilidades para desplazarte, todo parece pensado para complacer al ciudadano.
En nivel de vida dobla a sus vecinos. Sus servicios sociales, transportes, parques, restaurantes, hoteles… son equiparables al de un avanzado país occidental.
Posee una amplia colonia extranjera. Su espíritu es multicultural, laico y moderno. Todo el mundo habla inglés, la educación es en este idioma, aunque el chino también está ampliamente difundido.
La ciudad muestra orgullosa su respeto hacia su fundador, porque cuando Raffles convenció al sultán de Johor para que le cediese el territorio a la Compañía de Indias, el asentamiento humano estaba formado por unas simples chozas dispersas por la orilla del río.
Pronto comenzó el fulgurante ascenso de una estrella en el estrecho de Malaca. La ciudad de Singapur es hoy un emporio de centros comerciales, compras, pero también un centro cultural de primera magnitud, envidia de malayos e indonesios.
Atractivos de la ciudad
Junto a su centro histórico, con bellos edificios coloniales, como la antigua Corte, el Museo de Cultura Asiática y el hotel Fullerton, se alza el barrio financiero de la ciudad, con sedes de los grandes bancos mundiales. El paso entre ambos mundos es abrupto.
El Museo de Cultura Asiática es atractivo e interesante y muestra del pasado de la ciudad y de las comunidades que la forman.
El barrio chino es el alma de la ciudad, punto de compras de regalos y, junto con los Quays, los lugares de mayor densidad de restaurantes y donde mejor se come.
Pequeña India es el corazón de otra de las grandes comunidades de la ciudad. Un magnifico lugar de compras, que también se extiende por el eje de la cercana Orchard Road.
Los Quays y el río, son los antiguos muelles y almacenes de descarga de mercancías. Sus edificios han sido restaurados con mucho gusto y hoy son restaurantes y modernos bares de copas. La zona es mayormente peatonal y está animada casi a cualquier hora del día.
Orchad Road, Raffles Road y la Bahía de Singapur. Hoteles de lujo, centros comerciales, mas hoteles, mas centros comerciales… y el bello y moderno edificio del Centro Cultural de la Bahía como contrapunto al mundo de dinero de plástico.
El zoológico y el parque de las orquídeas es un buen lugar para entrar en contacto con la riqueza animal y vegetal de la zona. Incluye orangutanes entre otras especies amenazadas.
Isla de Sentosa: es el lugar de recreo y refugio de los urbanitas. Playas, parques, algún museo, hoteles y restaurantes de lujo. Una pequeña isla adosada a otra pequeña isla.
Transportes
Singapur goza de un magnífico servicio de transportes. Su aeropuerto internacional, el eficiente Changui, esta unido a la ciudad por tren, metro, autobús y taxis y es un eje de comunicaciones entre Europa Asia y Oceanía.
El metro permite llegar a casi todos los rincones de la isla. Los taxis son abundantes, a precio moderado y todos funcionan con taxímetro.
Los viajeros en tránsito en el aeropuerto tienen la posibilidad de acceder a tours y a transportes gratuitos para ver la ciudad. La distancia entre aeropuerto y centro de la ciudad se cubre en media hora o tres cuartos de hora, siempre que no sea hora punta.
Visados, Política, Legislación y Derechos Humanos
Los españoles no necesitamos visado previo para visitar Singapur. Al entrar al país, se concede un permiso de estancia de 90 días, fácilmente renovable.
Las leyes en Singapur son bastante estrictas, aplicándose elevadas multas a los infractores.
Existe la pena de muerte y por ejemplo se aplica por tráfico de drogas.
Los chicles están prohibidos en el país y su importación se puede pagar con años de cárcel.
El país es una república laica, pero el sistema de elección y la libertad de partido es todavía una utopía. La libertad de expresión está bastante controlada.
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