El actor y director norte-americano Sam Wanamaker viajó en 1949 a Londres en busca del Globe, el teatro donde se representaban las obras creadas por William Shakespeare. La decepción fue mayúscula ya que no quedaban restos de él. Por suerte era una persona tozuda y trabajó durante largo tiempo en pro de recuperar un teatro similar.
En el siglo XVI, en Londres, el teatro era seguido por gran cantidad de espectadores hasta tal punto que la iglesia se quejó que tenía más adeptos que las misas. Por esta razón presionaron a las autoridades para que prohibiesen las funciones intramuros. Lo que había de ser la muerte del teatro resultó un caldo de cultivo genial ya que los taberneros habilitaron sus patios y balcones para realizar representaciones y así fidelizar la clientela en beneficio del negocio.
En 1576 los espectáculos teatrales eran tan rendibles que las compañías empezaron a construir sus propios locales. The Theatre y el Curtain fueron los primeros en levantarse en la zona de Finsbury Fields. Aun así, estaban demasiado cerca de las autoridades y tuvieron que desmontarlos para llevarlos a la orilla sur del Támesis donde gentes de mal vivir tenían su centro de acción, evitando de este modo el férreo acoso del gobierno local.
El primer teatro de esta zona fue The Rose, que toma su nombre del mote que recibía la calle de las prostitutas. No sería hasta el 1600 que los propietarios del The Theatre lo desmontarían para llevar las maderas hasta esta nueva zona y levantar The Globe.
The Globe tenía 30 metros de diámetro y cabían alrededor de 3000 personas, aunque no se sabe si se consiguió llenar nunca. El teatro estaba construido por ladrillo, adobe y madera y constaba de 3 plantas acabadas con un pequeño tejado de paja. Chamberlain’s Men era su compañía titular y tenía entre sus filas como actor y autor principal William Shakespeare. El hecho de que estuviese muy cerca del Rose propició que la zona fuese cogiendo fama y que las compañías rivalizaran en obras y espectadores. Por cierto, todos los actores eran hombres, así que algunos de ellos representaban papeles de mujer.
El Globe tenía forma circular y su escenario estaba orientado hacía la trayectoria del sol. Por eso no tenía techo y sólo había representaciones de mayo a octubre. En frente del escenario se alzaba un palco que era utilizado por los músicos o por los actores, como la propia Julieta en la tan celebre escena del balcón de Romeo y Julieta. A veces el palco era usado como fortaleza o castillo. También el escenario tenía sus secretos ya que había una trampilla por donde aparecían demonios o fantasmas como en el caso de Hamlet. Así mismo, había un tejado que evitaba que se mojasen los actores en caso de lluvia y también permitía la aparición de seres divinos.
Sobre el tejado había un desván y se aprovechaban para ejecutar algunos efectos especiales como los truenos o el disparo de cañones. Uno de estos disparos durante la representación de Enrique VIII fue el culpable del incendió que acabó destruyendo por completo el teatro en 1613, aunque un año más tarde ya estaba reconstruido. Eso si, con el tejado de tejas en lugar de paja.
Para indicar que había función izaban una bandera. Blanca si se representaba comedia, púrpura si era histórica y negra si se trataba de una tragedia. No tenía sentido poner carteles anunciando la obra y los días de función ya que pocos sabían leer. En el caso del Globe también se izaba una bandera con la imagen de Hércules cargando el globo terráqueo. También es muy curioso descubrir que cada día representaban una obra diferente. La compañía tenía unas 10 o 12 aprendidas, y no tardaban en variar el argumento si no era del agrado del público.
En el que hoy conocemos como patio de butacas había un foso desde donde los espectadores miraban la obra de pies, y a veces los actores se mezclaban entre ellos para representar escenas de lucha. Estas entradas valían 1 penique.
Los más acomodados, tras pagar 2 peniques, se sentaban cómodamente en las galerías protegidos de las inclemencias del tiempo. También había un piso superior que quedaba bastante escondido donde a parte de poder ver la obra en intimidad, también se podía recibir los favores de prostitutas.
The Globe no supero las reticencias de sus enemigos y fue destruido en 1644.
En las paredes del reconstruido teatro, que se encuentra a menos de 500 metros de donde construyeron el original, se puede ver una placa en homenaje a Sam Wanamaker auténtica alma de la recuperación del Globe.
Durante los meses de verano se puede asistir a representaciones de las obras del dramaturgo inglés, y durante todo el año se puede realizar una visita guiada que incluye una breve historia del mismo y una exposición de vestidos y objetos diversos de la época de Shakespeare. Para todos los interesados en visitarlo recordar que habitualmente están disponibles como entradas 2X1 dándose de alta en la página Days Out Guide
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